El termómetro social pareciera haber estado “en rojo” durante gran parte de este 2024 que se terminó. Se incrementó la cantidad de comensales en los comedores y merenderos comunitarios -como oportunamente informó El Litoral-; la informalidad laboral ha crecido y la “changa” de subsistencia también menguó, sobre todo en los barrios periféricos de esta capital.
El diagnóstico de Cáritas Santa Fe, que coordina la obra caritativa de la Iglesia Católica, es coincidente con lo anterior, cuando no más severo: “Hay muchísima, muchísima demanda de personas que buscan un plato de comida: en muchos lugares de la ciudad esa demanda se ha triplicado. Donde antes había 50 comensales, ahora hay 150...”, dijo Martha Greppi, directora de la entidad.
“Ya el año pasado (2023) decíamos que se había duplicado la demanda, pero ahora no: nos llama la atención la cantidad de nuevos comensales”, hizo la comparación.
Cáritas está muy enfocada en conseguir la mayor cantidad posible de alimentos para asistir a esa demanda que, a juicio de la directora, aumentó exponencialmente. Pero también aparece ante la crisis el gesto empático de la sociedad: “Yo digo siempre que hay una gran solidaridad de la gente, es algo maravilloso. En la sede nos llevan cajas y cajas con comida para armar bolsones”, contó.
Lo que a la referente le llama poderosamente la atención es lo que pasa en el interior del país. “Es que aquí antes no se notaba tanto esta situación; se asistía a pocas familias. Pero en la actualidad esto ha cambiado, con el incremento de la demanda. La gente da vueltas buscando conseguir trabajo. Y esa es la gente que se acerca a la parroquia”, agregó la referente.
Cáritas está muy enfocada en conseguir la mayor cantidad posible de alimentos para asistir a esa demanda que, a juicio de la directora, aumentó exponencialmente. Pero también aparece ante la crisis el gesto empático de la sociedad: “Yo digo siempre que hay una gran solidaridad de la gente, es algo maravilloso. En la sede nos llevan cajas y cajas con comida para armar bolsones”, contó.
Greppi recordó que, a través de una gestión llevada adelante por Cáritas nacional, a través de sendos convenios firmados, se consiguieron con menúes secos. “Nos sorprendió muchísimo la repercusión. En el primer convenio, lo que pensamos es que lo más importante era la leche, porque el precio de las las cajas (de leche) habían aumentado un montón”, puso en contexto.
“Pudimos comprar 18.540 cajas de leche, que es muchísimo. Luego, como rendimos cuentas en tiempo y forma, nos hicieron una segunda entrega (que se está repartiendo; es para tres meses) de alimentos. Con todo, en la segunda etapa entregamos 3.428 bolsones de ocho productos”, dio los números.
En total, se consiguieron y repartieron 107.424 alimentos secos. A eso hay que sumar 2.230 alimentos que habían sido donados en la peor etapa de la expansión endémica del dengue, durante 2024.
Adultos y niños
-¿Nota más demanda entre los adultos o entre los niños?, consultó una cronista a la directora de Cáritas Santa Fe.
-Se nota más en los niños muy chiquitos que no van a los jardines. Porque por lo general, al menos tienen alguna merienda. Lo que se ha implementado es dar cenas, al menos dos o tres veces a la semana, en distintas comunidades.
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